Entrevista al astrobiólogo José Antonio Caballero
Eres astrobiólogo y lo primero que le viene a uno a la cabeza es la búsqueda de extraterrestres. En efecto uno de tus objetivos es la detección de un exoplaneta (planeta fuera del Sistema Solar) con una masa parecida a la Tierra y con una separación de su estrella de manera que su temperatura permita la existencia de agua en estado líquido. ¿Nos podrías dar una idea de cuál es ahora mismo el estado de conocimiento actual en ese campo? ¿Qué probable es detectar un planeta con esas características en la próxima década?
En realidad, soy un astrofísico que ha estudiado por interés otras ciencias de la vida y la Tierra (bioquímica, geofísica, atmosférica… ¡incluso oceanografía!), que trabajo en el Centro de Astrobiología en Madrid y que, además, estoy muy implicado en la construcción de un instrumento científico para la detección de “exotierras” habitables alrededor de estrellas de tipo M (las más frías, pequeñas y comunes del Universo). Desde hace unos años se conocen varios exoplanetas en zonas habitables alrededor de sus estrellas, pero la mayoría de ellos son como los planetas gigantes gaseosos y helados de nuestro Sistema Solar, como Júpiter o Urano, que no tienen una superficie sólida que pueda albergar agua líquida en superficie. Más recientemente, se están descubriendo exoplanetas más y más livianos, y ya hemos entrado en el dominio de las “supertierras”, de las que no sabemos bien aún si son exoplanetas un par de veces más grandes que la Tierra, pero con profundísimos océanos que cubren toda la superficie, o con menos agua, pero con espesísimas capas de nubes y más nubes. El descubrimiento de una Terra Nova, una “exotierra” de una masa de la Tierra, a una unidad astronómica de su sol idéntico al nuestro todavía está por llegar. Lo lograremos la próxima década con el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT) que se está empezando a construir en Chile. Quizá antes, con CARMENES (el instrumento en cuya construcción estoy implicado), podamos encontrar exotierras habitables alrededor de estrellas más frías que nuestro Sol… Lo de los “extraterrestres” es otra película.
De nuestro planeta vecino Marte siempre cada cierto tiempo salen noticias sobre agua en estado líquido o sólido ya sea en el pasado o en el presente. ¿Podrías darnos tu opinión acerca de los resultados y su relevancia?
Que hay agua en Marte se sabe desde los años 60, cuando se descubrió vapor de agua en la tenue atmósfera marciana y que los casquetes polares están compuestos de hielo de dióxido de carbono y agua. Las noticias que vemos en las noticias cada par de años aproximadamente de que “se ha descubierto agua en Marte” hay que verlas desde un punto de vista crítico por el que cierto grupo de investigación, que muy posiblemente necesita fondos en ese momento, publica una nota de prensa con el descubrimiento de agua con una nueva metodología o en un lugar novedosos (p.e., espectroscopia de infrarrojo medio, recogida de material in situ, al fondo del cráter Gusev, en el permafrost marciano a tres metros por debajo de la superficie…). Esas notas de prensa suelen ser “modificadas” por algunos periodistas para hacerlas más atractivas para el público en general, que las más de las veces, puede llevar a malinterpretarse. Aún así, aún quedan algunas preguntas sin resolver, como si en algún momento de la historia de Marte el agua líquida en superficie fue estable y dónde está ahora. Soy profesor de una asignatura de máster sobre el Sistema Solar en la Universidad Complutense de Madrid y a mis alumnos les digo en inglés que, por supuesto, hay “water on Mars”:
El positivista Auguste Comte dijo en 1857 que “Uno puede imaginar determinar la forma de las estrellas, de sus distancias, sus tamaños y sus movimientos, pero no hay ningún modo pensable que nos permita algún día determinar su composición, su estructura mineralógica o la naturaleza de los organismos vivos que viven en su superficie.” A día de hoy, ¿qué herramientas tenemos para detectar a esos organismos vivos?
Se dice que William Herschel, descubridor de Urano en 1781 y de la radiación infrarroja, además de compositor musical, pensaba que las manchas solares eran ventanas por donde los habitantes del Sol sacaban sus enormes cabezas de vez en cuando para mirar el exterior… Desde el periodo de entreguerras, gracias a otras cabezas pensantes como Arthur Eddington, Carl von Weizsäcker o Hans Bethe, sabemos que la energía del Sol y de la mayoría del resto de estrellas se genera por la fusión nuclear de hidrógeno en helio, que representan el 99% de su composición. La temperatura en el centro del Sol es del orden de unos pocos millones de grados Celsius, mientras que en la superficie es de sólo unos 5500ºC. Sin embargo, esta elevada temperatura, junto a una intensísima presión de radiación de alta energía y gigantescos campos magnéticos, no es sólo el mejor esterilizador de vida, sino que ni siquiera permite la formación de las moléculas más sencillas. En la superficie del Sol, los átomos viajan libres a gran velocidad y algunos hasta pierden sus electrones…
Otra cosa es determinar el tamaño, composición y estructura interna de los más de 1000 exoplanetas que hemos descubierto desde 1995. Afortunadamente, los desarrollos en instrumentación astronómica de los últimos años nos permiten determinar masas, radios y, por tanto, densidades de exoplanetas transitantes (que pasan por delante de su estrella vistos desde la Tierra) con medidas de velocidad radial (que es un método con el que calculamos con precisión la masa mínima del exoplaneta y la separación a su estrella). A partir de modelos de estructura interna y por comparación con los planetas del Sistema Solar, ya disponemos de información sobre los exoplanetas que hace tan sólo dos décadas era ciencia ficción, como saber la proporción aproximada entre los tamaños del núcleo metálico, el manto silicatado, la hidro/criosfera (agua líquida o helada) y la atmósfera. Somos capaces de ver la variación de brillo de los dos hemisferios, el iluminado y el oscuro, de algunos exoplanetas. A día de hoy, no somos capaces de detectar rasgos atmosféricos que llamamos “indicadores biológicos”, pero estamos trabajando en ello (por ejemplo, desarrollando el concepto de una misión de la Agencia Espacial Europea, ESA, cuyo objetivo sería la caracterización de las atmósferas de supertierras y exotierras).
Para encontrar vida en otros planetas, se parte de encontrar condiciones similares a como se originó la vida en nuestro planeta. ¿Pero, no podría surgir vida de condiciones totalmente diferentes, sin agua por ejemplo, o eso ya es ciencia ficción? ¿Hay grupos científicos que estudien esa posibilidad?
Por supuesto que hay estudios exóticos que intentan sustituir el carbono por el silicio o el agua por el amoniaco en organismos sintéticos. Hay más sobre este tema en la ciencia-ficción (Dr. Who es un referente a tener en cuenta). Pero en la Tierra también tenemos extremófilos, que son organismos que viven en situaciones extremas tales como las vasijas de reactores nucleares (radioresistentes), al fondo de fosas oceánicas a enormes presiones (barófilos) o que pueden sobrevivir a más de 80ºC (hipertermófilos). Un tipo de extremófilos es el de los xerófilos, que viven en ambientes muy secos y sin una gota de agua, como el del desierto de Atacama (el lugar más seco de la Tierra). Pero también podemos encontrar xerófilos en el pan recién hecho…
Hablando sobre astronomía, es inevitable que a la gente le venga la astrología, la “ciencia” de los horóscopos, a la cabeza. Sin entrar en consideraciones esotéricas y partiendo de que hay ciertas tesis que son claramente erróneas; el movimiento de los astros, através de las mareas, por ejemplo, ¿nos influye anímicamente aunque no sea el efecto principal? ¿La influencia de los astros en el comportamiento humano es algo a estudiar o es un efecto demasiado pequeño como para que tenga interés real?
(Suspiro, cierro los ojos, cojo aire, cuento hasta tres…) Voy a pedir al lector con un mínimo de eduación que compare la fuerza gravitatoria entre un bebé cuando nace, su matrona y Júpiter. Se dará cuenta de que la matrona es varios órdenes de magnitud más “influyente” que cualquier planeta… No voy a caer en la tentación de decir que los astrólogos no tienen en cuenta la decimotercera constelación, Ofiuco, o cosas del estilo. Simplemente diré que, en el siglo XXI, lo único en común entre astronomía y astrología son cinco letras (a-s-t-r-o). A la astromancia no se le debe llamar “ciencia”, ni en broma ni entre comillas.
El Sol y la Luna son otro cantar. Los seres humanos tenemos los ciclos circadiano (asociado al día solar) y el del ciclo menstrual (puesto en fase con el mes lunar). Sin Sol no habría vida en la Tierra; sin Luna, según algunos estudios de estabilidad dinámica de la órbita de la Tierra, parece que tampoco.
Poesía, música y matemáticas están íntimamente relacionadas a través de por ejemplo consideraciones de harmonía y ritmo. Vuestro grupo •unitedsoundsofcosmos establece esta conexión con el movimiento de los astros o incluso con el movimiento del universo en su conjunto mezclándolo con rock y una performance visual. ¿La palabra “united” hace referencia a vuestra visión holística de vuestro proyecto?
United Nations, United Colors of Benetton, United States of Eurasia (una canción de Muse)… En el mundo hay muchas uniones, y una de ellas es entre Antonio Arias, músico, y yo, astrónomo. Mezclamos música con astronomía o astronomía con música, dependiendo de en qué situación nos unamos. Él pone el sonido, yo pongo el Cosmos. A veces nos ayudan otros artistas, como David Fernández (Lagartija Nick), JJ Machuca (Lori Meyers), Florent (Los Planetas) o, desde hace poco, Soleá Morente, con lo que la unión se hace aún más atractiva. Yo intento dar un toque espacial a su música desde mi humilde posición como fan suyo y, además, completo analfabeto musical (“andorrémico”, digo yo).
En la canción “2001: Una Odisea Espacial”, que tocasteis en un concierto en el Observatorio astronómico de Calar Alto de Almería, hay un estribillo que dice “quizá el final vuelva a ser el origen”. Parece que hay cada vez más científicos en el ámbito teórico que favorecen una cosmología cíclica, es decir universos que nacen desde un universo anterior, que luego mueren y luego vuelve a nacer otro universo de las cenizas del antiguo y así hasta el infinito tanto del pasado como del futuro. ¿No te parece la cosmología al menos filosóficamente más consistente y plausible?
El ciclo infinito de big bang-big crunch, que tiene ciertas reminiscencias hindúes (p.e., bhavacakra), dejó de ser consistente hace dos décadas con el modelo cosmológico estándar aceptado hoy día, ΛCDM, con constante cosmológica, energía oscura y materia oscura fría. En realidad, hay ciertos modelos cosmológicos cosmológicos exóticos, variaciones de ΛCDM, como los de Baum-Frampton y Steinhardt-Turok, o que incluyen cambio de signo en la energía oscura, que permiten la existencia de un Universo infinito con ciclos de expansión y contracción. Pero lo de la cosmología cíclica conformada de Penrose y Gurzadyan y sus anomalías concéntricas en los datos de radiación cósmica de microondas obtenidos con WMAP y BOOMERanG de hace unos años me pareció más ciencia-ficción que los midiclorianos de la Fuerza de Star Wars. Espero que los datos de Planck, una misión espacial de la ESA, acote aún mejor los parámetros del Universo en el que vivimos.
En cuanto a lo de filosóficamente consistente, nuestra sociedad debería ser lo menos entrópica posible, para intentar revertir la flecha temporal y entrópica del Universo (die Entropie der Welt strebt einem Maximum zu). ¡Así que sed ordenados, leed, reciclad-reusad-reducid y plantad árboles!.
En cuanto a las estrellas sí que sabemos con seguridad que nacen, se desarrollan y mueren, y en el diagrama de Hertzsprung-Russell está condensado un enorme avance científico. Desde tu trabajo científico, ¿cuáles son las mayores incógnitas actuales en la vida de las estrellas?
Sobre todo, no está bien entendido cómo se forman los objetos en ambos extremos del digrama Hertzsprung-Russell: las gigantes azules de más de 100 masas solares y las enanas marrones de menos de 10 masas jovianas. Este intervalo representa cuatro órdenes de magnitud en masa. Entre medias, todo está más o menos claro; en los extremos, no del todo. ¿Cómo afecta la multiplicidad, los campos magnéticos, la metalicidad, la turbulencia del medio, las radiaciones ionizantes, etc.?.
Retornando a una cuestión muy terrenal, la ciencia en España está en una situación muy grave. Aparte de la cuestión del presupuesto, donde se ha llegado ya a situaciones dramáticas, ¿no habría que darle la vuelta también a su orientación, es decir, una ciencia al servicio del pueblo frente a una ciencia al servicio de los intereses de multinacionales y organismos controlados por potencias extranjeras?
Esta pregunta tiene dos partes. La primera es la de la gravísima, penosa y terrible situación que padece toda la sociedad española (excepto algunos desalmados que se aprovechan de la situación). La ciencia padece de esta crisis aún más, junto con la educación, la sanidad y la cultura, que son los pilares de cualquier sociedad… Da rabia pensar que con lo que Bárcenas robó a su partido se podría pagar el sueldo anual de TODOS los astrónomos españoles. Y yo le pregunto a los políticos que se atrevan a leer a estas líneas: ¿a quién conoce usted, señoría, a Isaac Newton o a Robert Walpole?. ¿a Albert Einstein o Marc-Emile Ruchet?. ¿a Marie Curie o a Alexandre Milerand?. Pues sepa usted que los segundos nombres eran los de los primeros ministros o presidentes que gobernaban en el momento de máxima actividad de ciertos famosos científicos de su país…
La otra parte de la pregunta es muy distinta: la investigación científica básica ni está al servicio de intereses de multinacionales ni controlada por potencias extranjeras. ¡Ni de lejos!. Los científicos europeos somos “del pueblo”, y hacemos ciencia “para el pueblo”. Si no hacemos más divulgación es simplemente porque ciertos personajes no la valoran, no la financian o, sencillamente, no nos permiten hacerla.
En una entrevista reciente planteas que en tu investigación, “más que una cuestión de avance científico, un descubrimiento importante […] es una cuestión de avance filosófico y sociológico. Detectar planetas habitables, que puedan contener agua en estado líquido y por tanto albergar algún tipo de vida, sería una revolución casi igual a las que supusieron las teorías de Copérnico y Kepler, la ley de la gravitación de Newton o la relatividad de Einstein”. Estando de acuerdo, ¿no habría que compararlo también con el descubrimiento de América con consecuencias sociales para la humanidad inimaginables?
Bueno, la colonización de América trajo graves consecuencias para la población indígena. Los españoles y los portugueses no sólo llevamos la religión y la “civilización” (entre comillas), sino también un buen surtido de virus para los que ellos no tenían defensas. A cambio, ellos nos dieron el tabaco… Espero que cuando lleguemos a Marte o a Europa no aniquilemos sin querer una población indígena de bacterias extremófilas y extraterrestres.
¿Quieres añadir algo más?
“El que ama arde, y el que arde vuela a la velocidad de la luz” (Val del Omar, Lagartija Nick, 1998).
Entrevista publicada en 2015 en De Verdad: https://www.deverdadtv.es/ciencia/la-vida-en-otros-planetas-3/